Platja de ses Illetes, Formentera

Tras disfrutar de nuestro primer día en Formentera en playa de Migjorn y ver el precioso atardecer desde Es Pujol decidimos pasar nuestro segundo día de vacaciones en Platja de ses Illetes. La belleza del entorno es algo que nos dejó sin palabras. Desde la costa se pueden ver varios islotes como el de Illa des Ponent o Illa de Tramuntana. Además, es un paraje protegido que forma parte del Area Natural de Especial Interés de Ses Salines. Bajo sus aguas se extiende una pradera de alga posidonia declarada Patrimonio de la humanidad por la Unesco.

En Platja de ses Illetes pasamos un gran día de playa. De aguas cristalinas, arena fina y blanca, es una de las playas más frecuentadas en Formentera. Cuenta con numerosos chiringuitos y restaurantes que hacen de la playa un lugar perfecto para pasar todo un día disfrutando del mar, el sol, almorzar y relajarte. Con la caída del sol, las terrazas congregan a un gran numero de personas atraídas por el espectacular atardecer en un verdadero ambiente de fiesta.

Decidimos almorzar en el Beso Beach, una terraza muy famosa por el ambiente que se forma para ver el atardecer. Con los pies en la arena, la brisa del mar y la música lounge, saboreamos una sabrosa fideuá que les recomendamos al 100%. ¡Espectacular!

La carta del Beso Beach reúne lo mejor de la gastronomía mediterránea y vasca. No es un restaurante barato pero tanto la calidad de su oferta como el entorno natural donde está enmarcado el restaurante es algo que hay que pagar.

Mientras el camarero nos servía la fideuá nos preguntábamos por qué en Canarias no se ven más sitios como este, de estética simple, cuidada y respetando ante todo el entorno que les rodea.

Los obsoletos chiringuitos de Maspalomas bien podrían tomar nota. ¿No creen? Además, tenemos a nuestro favor el clima, sol y una temperatura envidiable durante todo el año. Es algo que debemos potenciar con una oferta de calidad.

A partir de las seis de la tarde, después del segundo turno para almorzar, el Beso Beach retira todas las mesas y convierte el restaurante en un verdadero local de fiesta. La gente se reúne para tomar copas esperando la ansiada puesta de sol.

La luz que se crea en esa playa durante el atardecer es algo único, una experiencia que invitamos a todos a disfrutar.

Por la noche fuimos a cenar a Can Carlos, un restaurante emblemático situado en el pueblo Sant Francesc Xavier. Pequeñas luces decoran todo el local e inundan el ambiente de una luz muy especial. Se trata de un restaurante que invita a las parejas a disfrutar de una cena romántica.

No podemos pasar por alto la deliciosa carta de Can Carlos. Les recomendamos como entrantes el carpaccio de atún o el cremoso de foie. Como platos principales no dejéis de probar los spaghetti con gambas frescas de Formentera, el risotto can carlos o el tataki de atún. Y que es de una cena sin su postre… ¡No puede faltar! Los helados artesanales son extraordinarios así como el strudel de manzanas e hinojo.

Tras una estupenda velada nos fuimos a descansar. Nos esperaba un tercer y último día en Formentera que exprimimos a conciencia. En el próximo reportaje les contaremos todos los detalles.