Discurso de Manolo Blahnik en La Laguna

Excelentísimo y magnifico Recto de la Universidad de La Laguna;
Excelentísimas e ilustrísimas autoridades académicas;
Excelentísimos e ilustrísimos todos;
Amigas y amigos;

Quiero agradecer el inmenso honor que la Universidad de La Laguna me dispensa nombrándome Doctor Honoris Causa. Al mismo tiempo deseo tener en estos momentos especiales un recuerdo para mis padres que, en su día, allá por los años cincuenta, quisieron que su hijo Manolo estudiara en esta Universidad.

Bien fuera por problemas de salud que me aquejaban en aquellos tiempos, o por poco interés por mi parte, no pude superar entonces la entrada en esta Institución docente, lo que, en realidad, hizo que cambiara mi futuro, puesto que acudí posteriormente a la Universidad de Ginebra y desde allí se me abrió el Mundo que luego conocí y que, con el devenir del tiempo, me ha llevado hasta aquí. Se cumple una vez más el viejo dicho de “no hay mal que por bien no venga”.

Aunque, como antes dije, agradezco infinitamente esta distinción que se me hace, realmente no alcanzo a entender esta generosidad ya que mi oficio es el de dibujante de zapatos y industrial, careciendo por tanto de méritos que puedan avalar tan alto honor. No soy un físico, ni matemático, ni historiador; no soy profesor, ninguna de dichas ilustres ocupaciones cuya formación se adquiere en las universidades. Puedo por tanto disertar sobre cualquier materia cultural, pero quizás no docente ante este noble auditorio. Tampoco creo que este título se me conceda como simple persona, por lo que tampoco es oportuno hablarles de mi vida, aunque sí ha sido muy interesante.

Tras meditarlo, he pensado que de lo que sí podría hablar, y de forma muy resumida, es de mi profesión como dibujante, es decir, de cómo llego a ofrecer a mis clientes mis zapatos. Mi trabajo comienza con la observación, el análisis y la grabación mental de lo que veo diariamente.

Soy adicto al Arte, al Cine y en especial, el Museo del Prado, donde, cuando mi agenda me lo permite, me paso horas observando las maravillas de obras que poseemos. También me encanta la Naturaleza, las plantas, observarlas, olerlas, sentir cómo crecen, apreciar sus colores, formas y texturas.Cuando observo todo ello diariamente, me imagino esas formas, esos colores y texturas en mi obra y así, poco a poco, en mi mente van tomando forma.

El segundo paso es la creación de esos zapatos que ya circulan por mi mente, plasmándolos en papel con creyones y colores de tinta China, diseñando así cada una de las colecciones. Este trabajo me fascina. Aunque parezca sencillo, requiere un gran esfuerzo. Disfruto enormemente con el diseño y me reconforta ver terminada una colección. Imagino que es una sensación muy similar a la que mi madre tenía cuando, igualmente, diseñaba los suyos propios. Posteriormente paso a la elección de materiales, una tarea intensa y larga, pero muy interesante puesto que hay que buscar los que me ayuden a crear los modelos que están en mi mente y que en su momento plasmé en los dibujos.

Seguidamente viene un momento muy especial y del que disfruto mucho, que es la confección con mis manos del primer zapato, en el cual trabajo con un equipo de profesionales que me ha seguido durante 45 años. Es ese modelo que servirá para la fabricación de los demás. Es un trabajo artesano, que me apasiona y me lleva largas jornadas en fábrica. Una vez conseguido, paso a su fabricación que superviso muy estrechamente para que se ajuste exactamente al trabajo hecho.

Una parte final muy importante, tanto como las anteriores, es la promoción. Desgraciadamente debo viajar por todo el Mundo, visitar programas de televisión, entrevistas de prensa, recepciones, presentaciones, inauguraciones etc. Es decir, hacer conocer el producto de mi diseño y mi trabajo. Esta parte, que quizá ustedes puedan pensar que es la más agradable y deseada, no lo es para mí, puesto que se aleja de lo que realmente me gusta que, como antes dije, no es otra cosa que la observación de las cosas, de la propia naturaleza y su plasmación en mis zapatos. Es una carga por tanto que llevo dignamente porque entiendo también que es la forma que hacer llegar mis diseños y colecciones al Mundo.

Y esta es la sencilla historia de este artesano zapatero, palmero orgulloso de serlo, que con la mayor sencillez, tiene que manifestarles su gratitud por el enorme honor que supone verse investido Doctor Honoris Causa por la Universidad de su Tierra.

Gracias.

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